jueves, 28 de abril de 2016

CONTEXTO POLÍTICO Por Efraín Flores Iglesias El rencor de Bety Mojica

EFRAIN FLORES IGLESIAS
Cuando el PRD era gobierno en Guerrero, jamás se atrevió a cuestionar la incapacidad de los gobernadores en turno. Permaneció callada. Es más, formó parte de la administración de Ángel Aguirre Rivero y pretendió suceder a éste cuando solicitó licencia al cargo luego de los hechos lamentables de Iguala.

Al no lograr consenso al interior de su partido para ser gobernadora interina, peleó la candidatura con uñas y dientes. Y lo logró con el apoyo de sus jefes políticos: Los Chuchos (Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalva). Fue una excelente candidata de su partido que demostró que una fémina sí puede dar batalla en una elección.

Las pésimas gestiones de Ángel Aguirre Rivero y Rogelio Ortega Martínez, y la sombra de José Luis Abarca Velázquez (presunto autor intelectual del ataque armado y desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa), fueron su talón de Aquiles.

Realizó una campaña a ras de tierra y defendió muy bien la plataforma política de su partido en los debates que organizó el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), pero tuvo en contra a algunos miembros de su partido que no se sumaron a su proyecto y que sí lo hicieron apoyando a candidatos de otros partidos.

La mayoría de los electores se pronunciaron el 7 de junio de 2015 a favor de que el PRI regresara al poder. Quedó claro que castigaron al PRD.

Desde entonces a Beatriz Mojica Morga se le ha visto molesta por haber perdido la elección frente al priista Héctor Astudillo Flores. Y no es para menos. Pero eso no le ayuda en nada. Por el contrario, sigue restando adeptos.

No es malo que sea crítica de la administración del personaje que le frustró su sueño de gobernar a los guerrerenses. Está en todo su derecho de hacerlo. Hacerlo con el hígado, no es el camino adecuado.

Doña Beatriz debe superar la derrota de 2015 y no seguir cometiendo los mismos errores que le costó al PRD salir del Palacio de Gobierno.

Es incongruente de su parte exigir licencia al actual mandatario estatal y proponerle que mejor se vaya de embajador. Y bien valdría preguntarle, ¿por qué no le pidió eso a Ángel Aguirre y Rogelio Ortega cuando estaban en el poder? Muy sencillo: porque el primero era su jefe en el gobierno y el otro fue su principal aliado en la pasada elección.

No está mal que exija a las autoridades atender el problema de inseguridad que se vive en la entidad, pero también olvida que durante los gobiernos del PRD se multiplicaron los grupos de la delincuencia organizada, los mismos que están generando violencia en las ocho regiones.

La mayoría de los guerrerenses anhelamos que haya paz y que los delincuentes cesen su violencia o les sea aplicado todo el peso de la ley. Nadie quiere lo peor para esta noble y bella entidad federativa.

Y ojalá el PRD ya deje de postular en cargos de elección popular a personajes que tengan nexos con el crimen organizado, para que de esa forma ya no lleguen más Abarcas a una presidencia municipal o al Congreso local. Aunque bueno, va para todos los partidos.

Estoy de acuerdo en algo con Beatriz Mojica, sobre todo cuando señala que solamente con trabajo de inteligencia policiaca que afecte las finanzas del crimen organizado es que se podrá combatir a los cárteles.

Guerrero requiere en este momento del esfuerzo de todos y que la clase política deje a un lado sus intereses partidistas. Es cuanto.

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