lunes, 9 de noviembre de 2015

TERCERA VÍA De la deuda histórica, a la verdad real de Acapulco Ernesto Rivera Rodríguez

El expresidente municipal de Acapulco, Luis Walton Aburto ha entrado en una espiral que le va ser difícil de detener a su favor, cuando la denominada por el alcalde Evodio Velázquez Aguirre, “deuda histórica” mostro que sin tratar de culpar a nadie, la deuda real del H. Ayuntamiento de Acapulco, se extiende más allá de las fronteras de las recientes administraciones municipales.
ERNESTO RIVERA RODRIGUEZ
Parece que el efecto Dunnig-Kruger (Yale USA) ha afectado al ex alcalde quien a través de su ex síndico administrativo convertido en su “vocero” Armando Tapia, busco con números en la mano, mostrar a la prensa sus “exactas” cifras como si fueran las “entradas y salidas” de cualquier gasolinera, y no las de una administración pública como lo es el H. Ayuntamiento de Acapulco.
La rectitud de Luis Walton se mediatiza al guardar silencio sobre el cómo su administración encontró el Ayuntamiento de Acapulco, con una mega deuda heredada de Manual Añorve Baños, que pese a verlo denunciado mediáticamente, jamás hizo una denuncia ante las autoridades competentes. Ante las autoridades judiciales propiamente dichas. El también pariente del ex gobernador fue de inmediato en 2012 favorecido por su jefe político Manlio Favio Beltrones, como diputado federal y hasta la fecha sigue bajo “su férula de influencia”, libre como chino de Cantoya.
Hoy sin lugar a dudas la ciudadanía acapulqueña no podrá señalar ni imputarle a Walton Aburto, actos de corrupción, definida esta como el uso de un cargo –sobre todo en el gobierno, como es el caso- para beneficio personal. Pero si puede señalarlo, puede  imputarle  como “omiso” en el caso de corrupción del ex alcalde Manuel Añorve Baños. Evodio Velázquez Aguirre, ha mostrado una madurez y capacidad política cuyos prolegómenos la ciudadanía de Acapulco, hoy comienza a ver como  una realidad, mostrando una prudencia y a la vez una certeza en sus actos y en su estilo de entender la “cosa pública” de lo cual debemos estar muy atentos.
El vocero de Luis Walton, Armando Tapia mostro claramente el efecto Dunnig-Kruger al pretender señalar vanidosamente al alcalde de Acapulco, primero de “mentiroso” y segundo de no “entender los números” (sic), las implicaciones de estas afirmaciones son enormes, sin entender el enorme paso, la “vuelta de timón y el rompimiento de los paradigmas persecutorios y culposos que tradicionalmente se hacían”, trienio con trienio, que ha dado la administración de Evodio, que le va a permitir manejar, sí, la enorme y real deuda, superior a los dos mil millones de pesos, como un hecho que trasciende más de veinte años atrás, como bien lo señaló el secretario de Planeación Profesor José Calixto Díaz.
A que opción se enfrentó Evodio Velázquez Aguirre?, a señalar o actuar?, a aumentar el predial o a armonizarlo? A tomar el toro por los cuernos en el caso de la policía preventiva o acatar lo hecho por la administración anterior al crear la dirección de movilidad, con la obligación de obtener su certificación a la mayor brevedad posible.
Las resistencias aún son muchas, los conflictos sociales si no son deseables son intrínsecamente necesarios en una sociedad que busca profundos cambios, dados los enormes y serios problemas por los que atraviesa, con el más cruel de ellos: la inseguridad, para lo cual habrá de ser necesario llegar aceptar relaciones simbióticas, donde la diversidad puede darnos una sociedad segura y estable.

Fue la falta actual de instituciones políticas apropiadas lo que agudizo la realidad de la inseguridad en la que ahora vivimos, problema toral de nuestra sociedad, y lo que ha hecho que no sólo a nivel local sino nacional la intransigencia de las minorías haya llegado a  los límites en que se encuentran, por lo que los pasos iniciados por Evadió Velázquez Aguirre, ya hacen la diferencia con la vanidad y  la arrogancia y vanidad asumida por Armando Tapia, lo que no les permitió ver la “verdad de la deuda histórica de Acapulco”. Email:ernestorivera@gmail.com

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