domingo, 15 de noviembre de 2015

MÉDULA// Todos fueron Juárez… ¡todos sean Acapulco caray! Por Jesús Lépez Ochoa


Si algún municipio del país debe tener todo el apoyo presupuestal y de las dependencias del gobierno federal como alguna vez lo tuvo Ciudad Juárez, Chihuahua; es Acapulco, Guerrero.
En  2010 Juárez era considerada la capital mundial de los asesinatos, título que hoy deshonrosamente recae en Acapulco.
¿Qué fue lo que pasó en Ciudad Juárez? Tuvo lugar una acción de gobierno sin precedente: la Estrategia Todos Somos Juárez, Reconstruyamos la Ciudad.
Juárez no estuvo exenta de la militarización y la sangrienta guerra contra el narcotráfico emprendida por el gobierno de Felipe Calderón. La diferencia es que ahí todas las dependencias de los gobiernos federal, estatal y municipal emprendieron 167 acciones que debían rendir resultados en un plazo de 100 días.
Las acciones fueron diseñadas mediante consultas con los ciudadanos y aplicadas mediante un esquema de integralidad de las políticas públicas. Es decir, se dio la debida importancia no sólo a la violencia, sino a otros factores sociales que influyen en ésta, y se les dio atención.
La estrategia no sólo ayudó a esa ciudad, sino que irradió a todo el estado. De tal suerte que si Acapulco realmente contara con la misma atención, el beneficio sería para todo Guerrero, según se puede ver en las estadísticas oficiales.
La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción Sobre Seguridad Pública (Envipe) del INEGI, nos demuestra que en todo  Chihuahua la percepción de inseguridad en los ciudadanos ha disminuido. En 2011 era del 89.5 y actualmente del 73.6 por ciento; en Guerrero era del 72.5 y hoy en día es del 86.8 por ciento. A la inversa.
En 2010 la tasa de delitos en Chihuahua era de 41 mil 903 por cada 100 mil habitantes y la de Guerrero de 33 mil 467. La media nacional era de 30 mil 535.
En 2014 la media nacional creció a 41 mil 655 delitos y Guerrero la rebasó con un promedio de 42 mil 690 mientras Chihuahua estuvo por debajo con 24 mil 295.
En extorsiones, un delito que es mencionado en primer lugar en 20 estados de la República, en Guerrero el promedio es de 18 mil 399 casos contra una media de 12 mil 209; Chihuahua, nuevamente, aparece muy por debajo de esa media con 6 mil 698 casos.
Datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, indican que en 2010 Chihuahua registró 3 mil 903 homicidios dolosos y a septiembre de este año 753. El año con más homicidios para Guerrero fue el 2012 con 2 mil 310 casos, a septiembre del presente ya se habían contabilizado mil 484. Casi el doble que en Chihuahua.
¿Acaso no amerita Guerrero el mismo tratamiento? Aquí se replica el escenario de Juárez hace cinco años pero también se ha estado configurando el de Michoacán que el año pasado requirió de una fuerte intervención federal en el tema de las autodefensas como las que ya tenemos disfrazadas de policías comunitarias desde hace varios años.
Al ver a todo el gabinete de seguridad del presidente Enrique Peña Nieto en la toma de protesta del gobernador Héctor Astudillo y las visitas de la titular de la Sedatu y el de Sedesol pensé que al fin volteaban a ver a Guerrero. Pero vemos que ni siquiera nuestros diputados federales lo hacen.
El viernes en la Cámara direccionaron de manera discrecional más de 7 mil millones del Fondo para el Fortalecimiento Estatal y Municipal, a municipios seleccionados por las diferentes bancadas de todos los partidos políticos.
Entre los municipios que recibieron la mayor parte están las delegaciones del Distrito Federal, municipios del Norte del país y del Bajío, ninguno de Guerrero, ni siquiera Acapulco.
Los diputados del PRI dieron un mayor apoyo a municipios como Guamúchil, Monterrey, Culiacán y el propio Ciudad Juárez; el PRD a Neza e Iztapalapa, Morena a Comalcalco, Texcoco y la delegación Cuauhtémoc; Movimiento Ciudadano a Guadalajara y el PAN a Mexicali, Cancún, León y Querétaro… ¿Y el municipio más violento del país? ¿Y el estado con los municipios más pobres de la nación?
Es triste la conclusión, pero Guerrero y Acapulco, siguen sin contar con el verdadero apoyo de la federación, de los partidos políticos y ni de sus propios representantes populares.

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