martes, 18 de febrero de 2014

LA VISITA DE LA GOBERNADORA BREWER(o del Boicot a la pleitesía), Por Miguel Ángel Avilés Castro

Miguel Ángel Avilés Castro
Cuando se supo de la iniciativa de ley SB1070 que se aprobaría en Arizona, las muestras de indignación de algunos políticos y empresarios de Sonora fueron tantas que yo llegué a pensar que, a manera de protesta, se irían en marcha de aquí a la línea fronteriza por toda la carrera a Nogales, dispuestos a derrocar al imperio.

No llegaron a eso pero si se volvieron muy insurgentes por unos días, al grato tal de que, entre otras cosas, propusieron un boicot comercial para manifestar su rechazo a esa ley antimigratoria, presentada por la gobernadora de Arizona Jan Brewer, a la que no le faltó reclamo o insulto por recibir.

En reunión sostenida por la CONAGO en esos días, el gobernador Guillermo Padres mostró su rechazo y los demás gobernadores del país se le sumaron mientras que, junto con él, los mandatarios de Tamaulipas-donde se llevaba a cabo esa cumbre- así como los de Baja California, Coahuila, Chihuahua y Nuevo León, acordaron no asistir a la próxima conferencia de Gobernadores Fronterizos si ésta se realiza en Arizona.

Su frenesí parecía anunciar el comienzo de una guerra de pronóstico reservado contra el país vecino  y uno lo que menos podía hacer era sentirse orgulloso de la valentía mostrada por nuestros gobernantes quienes por fin estaban dispuestos a sacar la casta y arriesgar su pellejo en defensa de sus paisanos que habitan aquel país ajeno y que ahora, con mas razón, los amenazaba la sombra de las vejaciones.  

Aquí en Hermosillo, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) en la capital de Sonora, Gustavo Clausen Iberri también alzó la voz y como un auténtico caudillo cuya aparente combatividad a favor de los migrantes hubiera envidiado el propio Cesar Chávez, se puso al frente de los que idearon el boicot afirmando que con ello se buscaba externar a las autoridades de esa región, "que no estamos conformes con la ley que criminaliza a nuestros connacionales".

El líder de los comerciantes organizados en Hermosillo -que suman unos mil 600 afiliados a la Canaco-.de pronto se había convertido en todo un insurrecto y anunciaba la campaña “un día sin mexicanos” para llamar a todo México a no visitar el estado de Arizona en protesta por la promulgación de la Ley antiinmigrante SB 1070 y se tomara conciencia por parte de  las autoridades norteamericanas sobre todo la Gobernadora Jan Brewer de estaba rechazando su Ley por discriminatoria y retrógrada.
"Que se den cuenta que nuestro peso tiene peso específico, que sientan en Arizona que no estamos contentos, que sientan el rigor de no tener el peso mexicano", destacó, tronante, con una enjundia que nos hacia imaginar el colapso que sufrirían de un momento a otro los mercados internacionales a raíz de tal medida.

Dijo que este llamado era de todos los organismos empresariales del País, Concanaco, y organismos civiles y anuncio un foro para dar vida a la "Declaración Hermosillo contra la Ley SB 1070".
Claro, como el dirigente no da paso sin huarache, añadió que la campaña "Un Día sin Mexicanos" incluye también la aportación de los comerciantes de Hermosillo que apoyarán poniendo descuentos en sus tiendas para motivar al ciudadano a no visitar Arizona.

"Los comercios afiliados van a poner descuentos, para que la gente se quede aquí, a comprar, que no vaya a Arizona, no se trata de romper relaciones, pero sí que sientan que no estamos contentos", indicó.

Esto de alebrestarse le trajo buenos dividendos ya que las ventas en el comercio de esta capital Sonorense repuntaron en 30 por ciento y manifestó-no sé si pensando que su inquebrantable lucha anti yanqui los había contagiado- que los consumidores habían incrementado su afluencia a los negocios locales, luego del llamado para que evitaran comprar en el vecino estado estadunidense. Refirió que el llamado que hicieron ''tuvo mucho eco y los consumidores están volteando a ver el comercio de aquí''.

El líder planteó que esa medida es buena también en el sentido de que se están generando empleos y derrama económica para la ciudad capital. La idea es que los descuentos sean permanentes, anotó, independientemente de que sea una medida para inhibir el consumo en el vecino estado de Arizona, como una forma de presión en contra de la ley antiinmigrante,

El tiempo pasó y esa beligerancia se fue apagando sin poder evitar, pese a su sacrificada lucha, la promulgación de esta ley. Con ello, el famoso boicot perdió vida y todo volvió a la normalidad. En los periódicos locales volvieron los encartamientos de seductores folletos que invitaban a visitar Arizona, con fotos y toda la cosa sobre hoteles, restaurantes y los puntos más interesantes tal como si de pronto la campaña se hubiera invertido y los sublevados empresarios, apoyados por los principales medios de comunicación locales, se hubiesen convertidos en emprendedores guías turísticos que ponían en marcha, ahora al revés, “un día con mexicanos”

Los arrebatos contra la ley anti migrantes y  contra la gobernadora acusada de racista se  fueron volviendo tibios y paulatinamente acabaron por ser una histórica catarsis vivida por unos oportunistas que en una madrugada de tantas ya iban como si nada en plan de shopping hacia ese estado gabacho que de dientes para afuera pretendieron boicotear con desafiante medida.

Esos mismos que vivieron sus cinco minutos de fama, teniendo al frente de  su insurrección al paladín  Guillermo Padres, como parte de la clase política y a Gustavo Claussen iberri en representación del pujante sector empresarial, son justo los que la semana pasa recibieron en el hotel Fiesta Americana de esta ciudad a la mismísima mujer que así casi tres años  era blanco de sus destellantes reclamos; sí, la Gobernadora de Arizona Jan Brewer, cuya imagen  para no pocos mexicanos es de una mujer racista y controversial en su acción contra los migrantes, en este caso mexicanos.
Pese algunos recursos constitucionales que están pendientes, la dama promulgo esa ley que tenía por objeto sancionar  a quien se encuentre ilegalmente en el país y sancionar a su vez a quien contrate o transporte a una persona que no acredite su legal estancia en el país y para hacerse cumplir, se faculta a  los agentes policiales para interrogar a cualquier persona en torno a su status migratorio cuando, apoyado en una duda razonable, considere que entró sin autorización ni control, se mantuvo más allá del periodo autorizado después de la entrada legal o violó las condiciones de entrada legal.
Como en aquel entonces lo políticamente era acusar, señalar, reclamar con aparente indignación y enronquecen con discursos incendiarios, a los momentáneos defensores no les costó nada convertirse en los abogados de los desvalidos: esos que se destierran por cuenta propia o porque la necesidad les dio un fuerte empujón hacia el norte, gracias a que los hoy se enronquecen con discursos incendiarios, nada hacen desde su encargo para que las condiciones económicas y sociales se compongan y de esta forma nuestros conciudadanos  la piensen para irse.  
Como no hay loco que coma lumbre, estos sabían bien que si aquella vez, hubiesen amenazarse con inmolarse nada hubiera pasado. Al cabo era de lejitos y, en el fondo, como hasta, nada harían que no hubiesen hecho aquí por sus gobernados.
Por eso a nadie extrañó que en un cerrar y abrir de ojos, se les quitará los boicoteadore y, pasada la coyuntura, volvieran a ser, como dice Serrat, “hombres de paja que usan la colonia y el honor para ocultar oscuras intenciones”.
Por eso a nadie le extrañó que ahora que tuvieran cara a cara al motivo de sus rebeliones, acaso fue para tomarle la mano y brindar con ella.

Por eso yo cito a Edgar Perdomo:la hipocresía política cuando se une al cinismo, siempre apunta hacia una complicidad manifiesta, ordenada y sociológicamente concertada, que repercute directa o indirectamente, en una práctica beneficiosa y no benefactora hacia el común de la gente.”

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