miércoles, 27 de noviembre de 2013

EL FUNDAMENTALISMO: INACEPTABLE EN UN MUNDO CIVILIZADO Por Cesáreo Suár4ez Naranjo

“Durante casi dos mil años”, dice W. RAYMOND DRAKE (en su libro "Gods and Spacemen of the Ancient Past") “la filosofía de Europa Occidental estuvo dominada por la influencia hipnótica de Aristóteles y Platón cuyas enseñanzas, desafortunadamente, impregnaron el dogma cristiano, entorpeciendo así el progreso intelectual”.

Quiero comenzar, transcribiendo parte de lo que aparece en el libro de Job: "“Voy a preguntarte; respóndeme: ¿Dónde estabas al fundar yo la tierra? ¡Dímelo, si tanto sabes!” (38,3-4). Y añado el pensamiento que aparece en los Salmos, y que se le atribuye a un "inspirado" David: “Cuando contemplo los cielos, obra de tus manos; la luna y las estrellas, que tú has establecido, ¡qué es el hombre…?”, (Salmo 8, 4). Considero que todos los seres humanos (creamos o no en un Ser Supremo) admiramos la grandeza y la belleza de todas las cosas que existen en el Universo, del cual nadie puede tener la más mínima idea cómo y cuándo fue formado.

Por lo tanto, las versiones religiosas hindúes acerca del “Huevo Cósmico”, y la deVishnú-Ananta/Sesha podrían ser tan válidas como la teoría científica del” “Big Bang”. Es algo fuera de nuestro entendimiento; por lo que nos sorprende enterarnos que ha habido quienes se han atrevido a calcular, “con toda exactitud”, cuando Dios “creó” la tierra. Así que no tengo duda alguna que le parecerá gracioso saber que en 1650 James Ussher, Arzobispo de Irlanda, obtuvo la fecha, tomando como base las genealogías bíblicas, determinando que nuestro planeta ‘empezó a prestar servicio’ a las 9 de la mañana del 26 de Octubre del año 4004, antes de Cristo (¿Greenwich Mean, o Standard, Time?). ¡Bueno!, para otro arzobispo apellidado Langland, ese cálculo no fue suficientemente preciso, así que agarró su “calculadora”, y encontró que la Creación ocurrió casi tres días antes, es decir: a las 3 y media de la tarde del 23 de Octubre del año antes mencionado. ¿Qué le parece?

Al entrevistar a Chris Turney, autor del libro “Bones, Stones and Stars”, Óscar Enrique Ornelas comentó (“El Financiero” del 12 de Junio de 2007): “México y Brasil son los países miembros de la OCDE con más bajo nivel educativo. Pero en Estados Unidos salieron más chambones para la escuela - ¡y eso que no tienen a la nefanda maestra!(sic)...Según una encuesta de NBC News, el 44 por ciento de los adultos estadounidenses cree, literalmente, en la interpretación bíblica de la creación del mundo”. Más adelante, Ornelas pregunta: “¿Qué hacemos si nos cuentan que el planeta Tierra sólo tiene seis mil años de antigüedad? Turney nos explica por qué es PELIGROSO creer en tales fantasías”. Por lo cual  (sin intención de ser mordaz) me atrevo a preguntar: ¿Tiene usted idea en que ‘callejones’ oscuros metió la Iglesia a la  humanidad durante muchísimos siglos? ¿Y sabrá, también, que muchos de aquellos que sustentaron las ideas “de que la tierra era plana, y que era el centro de todo”, eran teólogos de renombre quienes, de tal manera, defendieron ‘las estructuras’ de la Iglesia, aun a costa de las vidas de muchos de los que tenían ideas vanguardistas? Nunca se me olvidará aquel: “eppur si muove”, de Galileo, obligado a abjurar de ‘sus ideas erróneas’. O, peor aun, la muerte deGiordano Bruno, en la hoguera, dictada por los tribunales de la Inquisición.

Al adentrarnos en estos asuntos tan “peliagudos”, quiero decir que de nuestros primeros años de vida conservamos tesoros de vivencias. Hoy, que estamos en capacidad de considerarlos adecuadamente, nos proporcionan un cúmulo de información; y algo que vimos, leímos o escuchamos en un ‘ayer’ más o menos lejano, cobra importancia cuando lo comparamos con un evento actual. Esto es, precisamente (tratando de no abusar en ello), lo que he venido haciendo en algunos de mis artículos. Surge esta reflexión porque en en aquellos años (allá por 1946, cuando ya sabía leer más o menos bien, en segundo año de primaria), “daba la vuelta al mundo” con los “Viajes Morrocotudos” de Xaudaró y Pérez Zúñiga, en busca del “trifinus melancólicus”; o tomaba “prestados” los libros de mis hermanos (todos mayores que yo), lo cual me fue de mucha utilidad. De mi hermanoFederico hojeaba el libro de inglés, a través del cual me enteraba que “Scrooge was a miser and a wicked man”. O donde se explicaba sobre la evolución del hombre, y la selección de las especies, de Darwin. 

A temprana edad me enteraba que la raza humana (con sus Pitecantropus de Java, el sinántropo - hombre de Pekín -, el hombre de Neanderthal y de Cromagnon) había hecho su aparición muchísimo tiempo antes de lo que establecía la corriente que prevaleció en la Edad Media y que, todo lo teologal que se quiera, pero casi nada científicos, basaban sus filosofías para ambas disciplinas en la “verdad inmutable que proporciona la Biblia”; que apoyaron eruditos de la talla de Tomás de Aquino (quien, en una apreciación del todo errónea:“cristianizó” a Platón; ¡hágame usted favor!). 

Es irónico como la Edad Media fue una época de contrastes, donde florecieron brillantes filósofos, literatos, artistas, científicos y teólogos, de la cual sólo menciono algunos representativos: Roger Bacon, Dante, Miguel Ángel, Miguel Servet, el mismo Giordano Bruno, Isidoro de Sevilla, Nicolás de Cusa; pero, paradójicamente, determinada por la intolerancia de la Iglesia (constituida en “auctoritas”), que dio origen a la nada santa Inquisición, instituida por el Papa Gregorio IX. 

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